Hay un fuego que arde y que jamás debe apagarse, es el fuego que nos permite tener la suficiente luz para reconocer nuestros errores y para acercarnos con total claridad a aquellos que por alguna razón nos hemos alejado. Esta fuerza superior es una fuerza espiritual, y es el fuego del amor. Y es por este fuego y por este amor que una familia debe permanecer unida, pues de lo contrario no habrá oscuridad mas grande, ni frío más intenso que cuando un hogar, una familia se destruya.
Jamás permitamos que este fuego divino se apague, Dios ha de ser el centro del Amor supremo, de él debemos aprender a superar nuestras dificultades, dudas, temores, inseguridades y frustraciones.
La travesía de la vida nunca será fácil y habrán momentos donde todo se haya perdido, donde la oscuridad y el mal primordial traten de convencer que el fuego se ha apagado y que el amor ha terminado, que mejor es abandonar este proyecto divino que Dios mismo creó. La familia es la sonrisa , es la plenitud de la gracia divina, es allí donde experimentamos todas las formas del amor inclusive lo que creemos desamor, y es aquí justamente donde tenemos que aprender humildad, y dejar de pensar en nosotros mismos. Muchas cosas nos pueden confundir, nuestros sentidos se pueden alterar, nuestros sentimientos pueden cambiar y puede que sintamos que estamos en una batalla, en una guerra terrible, encarnizada, y sin embargo si nos acercamos por un instante a ese fuego, a ese amor de Dios, toda oscuridad se disipara, todo ese desamor dejara de ser, y los excesos, explicaciones que pretenden destruir nuestro hogar, nuestra familia se derrumbaran porque solo son tentación. Hay ocasión donde aparece otra persona más bonita, más graciosa, más inteligente, con mejor recurso y pretende opacar, pero este y muchas cosas mas serán tan solo un engaño.
No dejes morir la semilla que sembraste, no reniegues de la luz del día, confía y pon el trabajo de tu corazón, de tus manos y más aún si tienes hijos, ellos son el fruto bendito del amor mismo. No creas que puedan crecer en un hogar de padres separados.
El mundo te gritará, te tratará de convencer, te dirá que:” es lo mejor que puedes hacer”, “separarte es lo mejor que puedes hacer”, “tienes derecho a hacer tu vida, a ser feliz”. Pero esto es una mentira y quizás te tome muchos años en descubrirlo, por eso te lo hago ver , te lo advierto , cuidado con la sutileza, con la dulce tentación , con aquellas personas que se te acercan y que tratan de convencer que debes de dejar tu primer amor, que es tu hogar , tu fin , tu bendición . No reniegues de tus huellas, no hay vida perfecta, no hay felicidad que no tenga huellas de dolor. Sin embargo, si profundizas, si te dedicaras, si te comprometieras en cada etapa por mas difícil, si das lo mejor recibirás a cambio lo mejor. Y si dieras bendiciones y recibes maldiciones, tómalo como una prueba, como un proceso de formación de carácter, disciplina, abnegación y servicio, es que el amor te ha tocado de manera especial, y si acaso lloras lagrima de sangre, tu sangre no será en vano, ni se perderá en la injusticia, el abandono, la locura sino que tu creces y tu amor crecería un día de toda esa oscuridad surgirá la luz. Puede que te sientes en un pantano hundiéndote, abogándote, asfixiándote, entonces hay un recurso para salvar lo que parecía insalvable. Ora a Dios, porque el es la cabeza del hogar, el centro de la familia.
Señor, ten piedad, enséñame el camino. Guíame por el sendero que lleva calma, paz y tranquilidad, y que el amor no disminuya, no se debilite.
Y si acaso esta muy enfermo, y si aún todo lazo de unión, parecen rotos, y el corazón finalmente se hubiese secado, y estés de rodillas, y te sientas humillado y sientas en tu boca el sabor de carbón y de cenizas, no te detengas, por el contrario, Dios te dará las fuerzas. Limpiara tu cuerpo, y tu alma., y tu amor también cambiará por la obra del espíritu. Pues su voluntad ha creado el fundamento de la familia como ejemplo de vida, del amor de Dios. Fortalécete en la fe, cultiva la virtud, mantén la dignidad, la fidelidad, aun cuando te haya faltado. Ten siempre la sabiduría del perdón.
No cierre tus brazos, ábrelos.
No cierres tus ojos, ábrelos.
No cierres tu corazón, ábrelo.
No permitas que el frío invierno opaque tu sentir. Y si aun así lo pensamos recuerda, a veces la vida hace que un día hermoso se vuelva tenebroso y que un instante de felicidad se vuelva tragedia y maldad, pero esto pasara. Y aunque te hayan negado mil veces, preserva tu amor, porque el amor por ser de Dios jamás morirá. Siendo así este hecho, veremos la obra del amor quitando tu pensamiento de cualquier sentimiento negativo. Aleja el odio, la venganza, el rencor, el disgusto, proclama la victoria de esa fuerza extraordinaria. Dios, mismo te ha llamado. Dios mismo ha unido. Dios mismo ha establecido el hogar, la familia como su trono, como su reino. Allí el vive, allí el se manifiesta, no lo dejes porque el jamás tampoco te dejara. Y después que pase las tinieblas, saldrá la luz de la mañana, resplandeciente, y tu veras a tu ser amado y a tu hogar, abraza a ti y contigo el corazón de nuestro Divino Creador.
Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
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